Anteriormente, el material genético utilizado para la clonación de animales provenía de la extracción de células madre una vez que los animales habían fallecido. Pero ahora, sólo basta un poco de anestesia mientras están vivos.Un grupo de científicos japoneses experimentó con un ratón. Éste recibió un anestésico que lo puso a dormir por unos minutos, el tiempo necesario para extraer de él una gota de sangre desde su cola, cantidad suficiente para llevar a cabo la clonación, en un proceso que no resulta cruel o traumático para el animal.De esa gota de sangre, se separan los glóbulos blancos (leucocitos), que contienen células periféricas mononucleares, que son las que finalmente se usan en el proceso de clonación. El éxito es impresionante: De ese primer ratón clonado, ya se han creado 25 generaciones de ratones, todos genéticamente idénticos, pero sin mutaciones que compliquen su vida, pudiendo incluso reproducirse naturalmente, saliendo del frío ambiente de los laboratorios.
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El logro de los japoneses hace más sencilla la clonación, sobre todo en mamíferos, los más complicados y en los que el éxito de reproducción natural y artificial era escaso. Ya no se requieren células madre o especiales, basta con leucocitos, los que son muy fáciles de obtener, ya sea de animales jóvenes o adultos.
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